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Arcila, Larache y la Virgen del Pilar

Atardecer en Arcila

Arcila, Larache y la Virgen del Pilar

Marruecos es mi destino “comodín” para cuando me encuentro de repente con unos días de vacaciones sin planificar y me apetece escaparme a algún lugar exótico. No está lejos, no es caro, y tiene el suficiente contraste cultural como para sentirte lejos de casa. Las navidades pasadas me acerqué a Arcila y Larache, una zona que todavía no conocía pero que tiene mucho encanto y además, una sorpresa para los maños: iglesias dedicadas a la Virgen del Pilar.

Medina de Arcila

Medina de Arcila

Arcila, o Assilah si utilizamos su nombre francés, es una pequeña joya situada a un tiro de piedra de España, pero que pasa desapercibida frente al esplendor de las capitales imperiales, que se llevan las multitudes de los turistas que visitan Marruecos, convertido en uno de los destinos de moda.

callejones de Arcila

callejones de Arcila

Es normal que en una primera visita uno quiera conocer lo más popular del país, pero para aquellos reincidentes atrapados en el encanto marroquí, es un buen lugar donde escaparse a tan sólo una hora del puerto de Tánger Med, y más cerca aún del aeropuerto Ibn Batuta de Tánger. Es un destino ideal para pasar un fin de semana y te parecerá que te has ido al otro lado del mundo.

Arcila y sus murallas

Arcila y sus murallas

Las olas golpean desde hace siglos la muralla portuguesa de la medina, que guarda un cierto parecido con la más famosa Essaouira, con la que formaba un conjunto de puestos fortificados que facilitaron el control portugués de esta parte de la costa. A diferencia de su vecina sureña, Arcila es pequeña y manejable, con las casas encaladas de blanco en las que se recortan los zócalos de añil.

Murales de Arcila

Murales de Arcila

Al girar algunas callejas te sorprenden coloridos murales que decoran algunos rincones y que se renuevan durante el festival cultural que se celebra cada año en verano. No sé cómo será en temporada alta, pero en Navidad el ritmo de vida es sosegado  y uno puede pasear sin los agobios acostumbrados en otros zocos del país. Puede que los riads no tengan aquí habitaciones  centenarias, pero los hay decorados con encanto para soñar que eres  un príncipe de las mil y una noches.

Atardecer en Arcila

Atardecer en Arcila

Con tanta tranquilidad cuesta creer que la ciudad fuera un nido de piratas durante el siglo XIX. En el siglo XX formó parte durante casi 45 años del protectorado español y esa huella todavía queda presente en algunos restaurantes regentados por españoles que nunca se fueron y que te hacen sentir como que estás en un parador de turismo de la península. Eso se agradece sobre todo cuando para el almuerzo te puedes meter dos huevos fritos con abundante aceite afrutado.

Mezquita de Larache

Mezquita de Larache

Un viaje a Marruecos no es tal si uno no da un buen repaso a pinchitos, cous cous y tajine.  Y por supuesto el tradicional té a la menta en los cafés llenos de hombres (las mujeres no son bienvenidas todavía por desgracia) con chilaba. Es curioso lo rápido que olvidamos, porque me llamó la atención el ver que todo el mundo fumaba en el interior del café, cuando no hace tanto que en España estaba permitido. Bueno, en casa el humo no olía tanto a hachís.

puesta de sol en Arcila

puesta de sol en Arcila

Como un añadido al encanto de la ciudad, los amantes de las playas tienen kilómetros para perderse y a los que les guste dejar pasar el tiempo disfrutando de la puesta de sol, el extremo oeste de la muralla es el sitio perfecto. Con sólo girar la cabeza se puede alternar el cambio de color de la medina con el ocaso perfecto del sol sobre el azul del atlántico. Los músicos locales ponen la banda sonora de fondo intentando arrancar unas monedas a los turistas.

Cromlech de Mzoura

Cromlech de Mzoura

Si uno dispone de algún día extra, la vecina Larache es una excursión recomendable. Se puede ir en taxi compartido pagando tu plaza, pero por poco dinero más puedes alquilarlo y pedir que se desvíe al cromlech de M´zoura, un curioso monumento megalítico formado por 175 piedras dispuestas en círculo alrededor de un túmulo, y que te dejan pensando sobre lo que podrían simbolizar para sus constructores. Lástima que ellos no escribieran, y que no haya ningún cartel explicativo.

Anfiteatro de Lixus

Anfiteatro de Lixus

Unos kilómetros antes de llegar a Larache están las ruinas romanas de Lixus, importante ciudad portuaria en su época, en la que la mitología sitúa el jardín de las Hespérides. Si se dispone de tiempo merece la pena darse un paseo entre las fábricas de garum y las ruinas del pequeño pero curioso anfiteatro antes de continuar hasta la ciudad, que se recorta sobre el horizonte junto a la desembocadura del río Lucus. Puede que las ruinas no sean únicas, pero la vista sobre la llanura merece la pena.

Ruinas de Lixus

Ruinas de Lixus

Puede que Larache no tenga una foto comercial, pero sí tiene un encanto especial. Por un lado están los monumentos que nos acercan a su pasado histórico, como el fuerte de la cigüeña,  la torre judía del siglo XV con el escudo de los austrias o el fuerte portugués sobre la desembocadura. Por otro lado el encanto de una medina auténtica, que no vive pendiente de los turistas.

Zoco de la Alcaiceria Larache

Zoco de la Alcaiceria Larache

Pero lo que más me cautivó fue la influencia española que aún conserva. En el siglo XVII, bajo dominio español,  se reformó el zoco de la Alcaicería dotándolo de una zona porticada que aún conserva y que le da un aspecto de foro romano en el que se comercia de todo. No he visto en ninguna otra ciudad marroquí una “plaza” dentro de las callejuelas estrechas de una medina.

Plaza Liberacion Larache

Plaza Liberacion Larache

Al salir de la medina, la plaza de la Liberación, antigua plaza de España, muestra la influencia arquitectónica de los tiempos del protectorado español del siglo XX con una mezcla de estilos única entre un pueblo andaluz y una medersa marroquí. Los nombres de los hoteles (España, Málaga…) o de los restaurantes (Puerta del Sol, café Real Madrid…) están sin cambiar y los menús sirven paella. La cornisa al Atlántico podría estar en cualquier ciudad española. ¿Qué pasa aquí? ¿Dónde estoy?

restaurantes de Larache

restaurantes de Larache

Tampoco es habitual ver grafitis de letras árabes junto al alminar de una mezquita. Ni ver a Papá Noel  posando para que los pequeños se hagan fotos. Pero lo que no te esperas es ver una iglesia, con su campanario, y con una imagen familiar y un letrero en la fachada. Iglesia de Nuestra Señora del Pilar. Aunque tengas que entrar por la puerta de atrás, encontramos una iglesia de cinco naves en la que se sigue celebrando misas  pese a que la parroquia sólo cuenta con treinta fieles. En el interior, junto a la imagen de la Virgen, un belén recordaba que estábamos en Navidad.

Iglesia del Pilar Larache

Iglesia del Pilar Larache

Al volver a Arcila era ya de noche. Al bajar del taxi compartido oí un sonido inesperado pero familiar. Otra sorpresa imprevista. Una campana estaba tañendo no muy lejos. Siguiendo la dirección del sonido llegué a la iglesia de San Bernabé y una monja irlandesa me dejó pasar. Allí descubrí otra imagen de la Virgen del Pilar. Dos iglesias en un mismo día con la misma imagen. Para los amigos devotos y viajeros que quieran escaparse en las fiestas del Pilar, Arcila y Larache son un buen destino para unir ambas pasiones.

 

Grafiti en Larache

Grafiti en Larache

La medina de Larache

La medina de Larache

Navidad marroqui

Navidad marroqui

Medina de Larache

Medina de Larache

Iglesia de San Bartolome en Arcila

Iglesia de San Bartolome en Arcila

nacho

nacho

Profesor y soñador de viajes, que a veces logra convertir en realidad.

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