Fiji y las islas francesas del pacífico
Fiji es uno de esos lugares, que con solo nombrarlos, las imágenes que provoca son hermosas playas de arena blanca, mar turquesa y un sol radiante. Por eso cuando nos enteramos que un ciclón estaba pasando sobre el país, este, se convirtió en el último lugar del mundo al que queríamos visitar. Nuestro paso por Fiji, era mas que necesario, era obligatorio, nuestro siguiente vuelo partía desde Nadi, la ciudad mas afectada por el fenómeno natural, así que simplemente nos dejamos llevar y decidimos disfrutar los pocos días que teníamos.
Los días los pasamos en las playas de una pequeña isla llamada Mana, careteando , descansando y disfrutando de las espectaculares puestas de sol. Tuvimos la suerte de asistir a la misa del sábado Santo, muy diferente a lo que yo recordaba de las celebraciones en Colombia. Todos estábamos descalzos sentados en el suelo, mientras las canciones no cesaban, todo muy sencillo, muy íntimo; luego al final a la hora de la despedida nos invitaron a tomar cava, que es una bebida tradicional de las islas del pacífico, preparada con la raíz de una planta y con efectos entre embriagantes y relajantes, algo fuerte para mi gusto.
Uno de los factores mas importantes para disfrutar un país, es el clima, y por eso Nueva Caledonia se nos quedó pasada por agua, no paró de llover durante los cuatro días que vistamos la isla y nos quedamos con las ganas de ver algo mas que Noumea, la capital. Es muy llamativo la cantidad de gente local que se encuentra en las calles a diario sin ningún oficio, bebiendo y fumando, es triste ver sus caras que solo muestran desesperanza, melancolía, como a la espera de algo que ellos ni siquiera tienen claro. Según nos contaban en el 2014, se prevé la convocatoria de un referéndum para decidir su independencia o su conservación de la República Francesa.
Nuestra visita se hizo muy agradable gracias a Thierry, nacido en Vanuatu, de papas Vietnamitas y un usuario incansable de couchsurfing. El es un ejemplo de la multiculturalidad que decora la isla.
De la melanesia, pasamos al paraíso de las islas de la polinesia francesa. Como cosa curiosa, están las fechas de salida de Nueva Caledonia y llegada a Papeete, el avión despegaba, el viernes 13 de abril a las 7 de la mañana y aterrizábamos en destino, el jueves 12 a las 4 de la tarde. Debido al poco tiempo que teníamos y a la falta de información para poder planear, la mejor manera de recorrer las islas, solo visitamos algunas de las pertenecientes a la islas de la Sociedad, que son las mas cercanas a Papeete, capital y área con mayor población.
Empezamos por Huahine, y gracias a que no ha desarrollado tanto el turismo, se mantiene algo mas auténtica; es posible moverse por la isla en auto stop sin inconveniente, ser invitado a comer pescado crudo en leche de coco y limón en alguna de las impresionantes playas o asistir a espectáculos de danza, donde éramos los únicos turistas. Los atardeceres son fantásticos así como su naturaleza.
La siguiente parada fue en la tan conocida Bora Bora, que ciertamente es preciosa, su reclamo, esta en el color del mar, los gigantescos jardines de coral, llenos de pececillos; pero también hay que decir que es una de las islas mas turísticas. La oferta hotelera es enorme, pero no para todos los bolsillos, y las controvertidas cabañas sobre el mar, son adoradas por los turistas y odiadas por los locales, ya que estropean la zona de corales y el entorno deja de ser natural.
Luego visitamos Moorea, es la que queda mas cercana a Papeete, por lo tanto es otra de las mas visitadas. Las playas, el mar y la abundante naturaleza, la hacen muy atractiva, pero nuestro mejor momento, fue cuando nos adentramos un poco al mar en kayak, y careteando vimos bandadas de tiburones y enormes mantarayas a nuestro alrededor, impresionante. Los primeros ni nos determinaban, como si no existiéramos, mientras las rayas, cariñosamente se acercaban y casi que nos envolvían, una gran experiencia.
Acabamos en Raiatea, y como esta, no tiene playa, dejamos atrás los días de descanso y relax, para darle la vuelta en bicicleta, justo el día de las elecciones presidenciales de Francia, así que fue divertido pasar por los colegios electorales y ver la vidilla de los locales, quienes montan puestecitos de su deliciosa comida. Entre lo mas importante el Marae Taputapuātea, que son las ruinas del antiguo lugar de reuniones, se encuentra en muy buen estado, junto al único trocito de playa de la isla.
Se nos esta haciendo costumbre, salir con retraso de los países que vamos visitando, esta vez, fue debido a una falla en el aire acondicionado de la aeronave, según nos comentaron, así que gracias a LAN, pasamos dos noches mas en un comodísimo hotel, en uno de los lugares mas caros del mundo.
Hubo un suceso que nos causo mucha curiosidad desde el primer momento de nuestra llegada. En la calle veíamos hombres, muy afeminados, vestidos y arreglados como lo hacen las mujeres del país, e indagando un poco, nos enteramos que debido a una tradición antigua, por la cual, al primer hijo, indiferentemente del sexo que tuviera, se le trataba como niña, para que no fuera reclutado como guerrero, así ellos crecen con comportamiento femenino; lo curioso es que algunos son muy machos, se casan y sin felices, otros son muy buscados en hoteles y restaurantes gracias a sus delicadas maneras. Definitivamente, otra manera de ver la vida, no menos interesante que cualquiera.
Así que encima LAN os paga una noche en el hotel Explora, joer que suerte tenéis!!!!!!!!!!!!!!! cuando nosotros estuvimos lo estaban construyendo…