Amdo, esencia tibetana en la ruta de la seda
Para los que no hemos tenido la oportunidad de ir a Tibet, por lo complicado que puede llegar a ser debido a los permisos y exorbitantes precios para los turistas, la zona de Amdo en China, en plena ruta de la seda, nos ofrece arquitectura, cultura, comida y algo de ese misticismo tibetano. Por otro lado, los pobladores de este trozo de tierra se encuentran en una lucha consigo mismos para conservar algo de ese espíritu austero de la vida en contra de la modernidad y consumismo chino.
A tan solo 25 km de la moderna ciudad de Xining, se encuentra Ta´er Si, el cuál fue construido en 1577, para conmemorar al fundador de la secta budista del sombrero amarillo. El también llamado monasterio de Kumbum, es un grupo de edificios que mezcla estilos tibetanos y chinos y está lejos de ser un aburrido lugar religioso, puesto que hay vida por doquier, monjes y fieles pasan el tiempo dando vueltas alrededor de blancas estupas mientras los olores a incienso se extienden por los coloridos salones.
Uno de los monasterios más recomendados es el de Labrang en Xiahe, por su entorno natural, las costumbres locales, la buena comida y los festivales que se celebran a sus alrededores. La ciudad es tan solo una larga calle a 3100m de altura, donde se reparten el espacio tibetanos, musulmanes, chinos y extranjeros.
Labrang, construida en 1709, llegó a albergar hasta 4000 monjes antes de la revolución cultural. Hoy día, como parte del ritual diario de los cientos de fieles que viven en la zona, pasan horas recorriendo los 3 km de ruedas de la oración que lo rodean, caminando, rezando o charlando.
Es posible visitar el interior de algunos de los edificios, todos ellos iluminados con velas de mantequilla de yak, lo que les da no solo un toque contemplativo en penumbra sino un olor característico. La decoración está compartida entre las coloridas thangkas y los jóvenes monjes, que siempre están corriendo de un lado a otro con sus cabezas rapadas, envueltos en trajes granate y los pomposos sombreros amarillos, que se distinguen a la legua.
El siguiente destino fue Langmu Si, un pequeño pueblecillo ubicado en la frontera entre las provincias de Sichuan y Gansu, rodeado de montañas y praderas, donde el tiempo se detiene, y es fácil dejarse contagiar por el ritmo lento de la vida de los monjes. Además del maravilloso paisaje, vale la pena visitarlo por los dos templos budistas que se disputan el poder espiritual de la zona
Kirti Gompa, es el templo que se encuentra ubicado en la parte sur de la colina, en el lado de Sichuan, pero más que un templo es un pueblo en sí mismo, un poco en decadencia debido al aspecto en que se encuentran tanto los edificios sagrados como las casas de sus habitantes, aún así es un lugar vibrante y lleno de vida, es fácil ver monjes de todas las edades por doquier, ya sea rezando, jugando o debatiendo.
Del lado norte de la colina esta Sertri Gompa; este templo llama la atención por el buen estado de sus construcciones, muy limpias, casi como nuevas, esto se debe a que fueron reconstruidos en 1981, puesto que durante la revolución cultural fueron destruidos casi en su totalidad.
Del lugar me quedo con la paz que emana por doquier, la buena comida tibetana y los paisajes llenos de encanto