Playas remotas del caribe colombiano
Al hablar de viajar por las playas de Colombia, lo que normalmente se le viene a la mente a la gente, son las playas de Cartagena, Santa Marta o quizás la isla de San Andrés. Pero un país que está bañado por los dos océanos, no puede estar limitado a un par de sitios conocidos turísticamente.
Uno de los sitios que recibe bastantes visitas de los locales, es Capurganá, en el departamento del Chocó, en el golfo de Urabá, cerca de la frontera con Panamá, algo aislado del mundo, pero su acceso lo ha facilitado un vuelo bastante frecuente desde Medellín, o algo menos glamuroso como una barca que va parando en todas las playas cercanas.
Por recomendaciones, preferimos alejarnos un poco más de Capurgana y fuimos a Sapzurro, y fue una decisión muy acertada. Se trata de un pequeño poblado, donde la selva y las aguas cristalinas del mar, se fusionan para formar un exótico y mágico lugar alejado de las masas de turistas.
Es un lugar espectacular donde los días pasan entre los baños en un mar limpísimo con playas llenas de enormes cangrejos, paseos a cascadas, comida local muy casera y hasta una visita a Panamá es posible. El puesto fronterizo es el más amable y flexible que he visto en mi vida, donde además de que los oficiales de cada país comparten garita en la frontera y pasan las horas charlando, es posible cruzar sin necesidad de pasaporte, solo firmando un libro que más parece de visitas.
Al otro lado se encuentra la Miel, el primer corregimiento de Panamá, donde viven poco mas de un centenar de personas y caretear es una gozada, debido al aislamiento en que se encuentra, todo allí es bastante salvaje y virgen.
Siguiendo en el Atlántico, vale la pena hacer una parada en Tolú, donde su atractivo radica no en el poblado como tal, sino en las playas de San Bernardo, es un archipiélago en el Golfo de Morrosquillo conformado por 7 pequeñas islas las cuales son un paraíso de playas blancas, manglares y aguas cristalinas, con gran riqueza de Fauna y Flora.
Nosotros decidimos alojarnos en Tintipan, en un lugar precioso, acogedor y con una comida de lujo. Los días los pasamos entre disfrutar de la tranquilidad en las playas, el sol y los paseos en kayak por los canales, manglares y ciénagas.
Tras jornadas de descanso y desconexión, nos dirigimos en lancha a Cartagena, un par de horas de navegación y se divisa el Corralito de Piedra o la Heroica, como llaman cariñosamente a la ciudad. Siempre es un placer visitarla, su encantador centro histórico engancha, ya sea por sus casas coloridas dentro de las murallas, la arquitectura colonial o quizás por esa mezcla de tradición y modernidad. Lo que es innegable y contagioso es la alegría de los Cartageneros, orgullosos de su ciudad, como todos los colombianos.
Nos han gustado mucho las fotos de tu viaje.Las playas, la selva..todo parece un cuento o una peli….
Gracias por compartirlas con nosotros
Bonitos lugares. Sin duda hay que animarse a conocerlos.
Lo increible son las playas y su arrena fina, no hay dada como las playas tropicales, los invitos a visitar colombia no se arepentiran.