Entrando al Sudeste Asiático
Nuestro primer destino de la zona, fue Kuala Lumpur, en Malasia. Lo que pudo haber sido unos días en una ciudad enorme, con un tráfico horroroso, distancias considerables y que además tiene robada el alma por el consumismo, se convirtió, gracias a la cortesía de Adrián, que nos permitió pernoctar durante tres días en el Hotel Meliá.
Fueron jornadas de verdadero descanso, donde dormimos a gusto, comimos de maravilla y además de hacer la visita a las Torres Petronas, tuvimos tiempo de ir a bailar salsa.
Kuala Lumpur, es una ciudad de contrastes, gracias a la sociedad multicultural que la habita; conviven fieles musulmanes, hindúes, budistas, católicos y taoístas, en aparente armonía. Te puedes encontrar en el metro o en la calle, chicas con minifaldas de infarto, entaconadísimas muy a la moda junto a una prudente jovencita con la cabeza cubierta con el velo islámico.
Llama además la atención la cantidad de centros comerciales; todos abarrotados con jovencitos afanosos en comprar lo que esta de moda, restaurantes sirviendo comida a cualquier hora, cientos de tiendas de tecnología y como no, árboles y adornos de navidad, en una sociedad que no celebra dicha festividad, no mas por el mero hecho de tener una disculpa mas, para consumir.
Descansados del todo, tomamos un tren nocturno hacía Tailandia, dirigiéndonos a las famosas playas de Ko Phi Phi, para encontrarnos con otro gran amigo, Alex., con quien pasamos muy poco tiempo pero muy sustancioso.
Nada más llegar al puerto, choca la exagerada oferta hotelera, de restaurantes, escuelas de buceo y bares, a precios muy lejanos a los asiáticos; el pueblo es muy artificial y por esta razón escogimos la zona de la playa larga, con resorts para casi todos los bolsillos, algún que otro restaurante y fina arena blanca. Lástima que los días estuvieron nublados y alguna que otra lluvia nos hizo quedarnos mas tiempo del necesario bajo techo.
El sol lo vimos brillar, justo en el ferry que nos llevaba de vuelta a tierra firme para tomar el autobús a la capital tailandesa y al menos nos reconfortaba pensar, que allí, las lluvias habían desaparecido por completo, tras de una de las estaciones de lluvia mas larga en años.
Bangkok, se encontraba engalanada debido a la celebración de cumpleaños de su adorado monarca, quien lleva mas de 60 años en el trono. Escogimos esta ciudad como base para visitar sus países vecinos, Camboya y Myanmar, gracias a las facilidades que ofrece, tanto de información, transportes, tramitación de visados y que siempre es agradable volver a esta ciudad, para reponer las energías consumidas.
Una de las visitas casi obligadas de la ciudad es la de el Gran Palacio, que es un complejo palaciego, donde residieron monarcas durante casi doscientos años hasta mediados del siglo XX. Actualmente su uso esta ligado a celebración de rituales, coronaciones o bodas, pero sin duda el lugar mas destacado del conjunto arquitectónico, es Wat Phra Kaen, que es el templo que contiene al pequeño pero valiosísimo Buda Esmeralda, del cual se dice que data del año 43 A.C, y que ha pasado largas temporadas en India, Sri Lanka, Camboya y Laos, hasta terminar definitivamente en territorio tailandés.
Tampoco esta demás pasear por chinatown, es entretenido ver su vida nocturna en la calles, con puestos de comida a lado y lado, ropa, palitos de incienso de todos los tamaños y los iluminados letreros en caracteres chinos. Pocas ciudades te ofrecen tanto y en tan buenas condiciones, una razón mas para siempre volver.
Que recuerdos Nachete, seguir disfrutando mientras otros seguimos soñando, por cierto dame una dirección para que te mande unas cuchillas de afeitar anda jejeje.
Abrazos !!!