De paso por Sri Lanka
Cuando empezamos a preguntar acerca de Sri Lanka, mucha gente nos decía, que es un país precioso, como India, pero organizado y limpio, la verdad, es que es muy lindo e interesante, pero el parecido a India no se lo encontré. En varias ocasiones, estuvimos a punto de no ir, por el mal tiempo; pese a que la isla no es muy grande, el monzón la afecta por el este y el oeste según la temporada y a nosotros nos pillaba ya fuera por un lado u otro.
Decidimos llegar a la antigua Ceylan, en ferry, 14 horas de viaje nocturno, en un comodísimo camarote de ferrilines, compartiendo el restaurante, salas de ocio y pasillos, con indios, cingaleses y algunos turistas occidentales. Al llegar a Colombo, el desembarco fue un poco lento, debido a que varios de los locales eran refugiados que volvían a su nación después de años en el exilio, gracias a la guerra que durante casi 25 años azotó el país; así que la bienvenida además de calurosa y grata, tenía a los medios preparados para documentar tan esperado momento.
Nada mas llegar, tomamos un autobús para dirigirnos a las playas del sur, el trayecto es muy agradable, ya que las tres horas, se recorren junto a la costa por la “Galle Road”. Nuestra primera parada fue en Hikkadwa, donde disfrutamos de un hermosísimo atardecer y poco mas, ya que las olas son fuertes y peligrosas, y por esta misma razón al día siguiente nos cambiamos a Unawatuna, donde pudimos disfrutar un poco más, aunque había que buscar un buen sitio para poderse bañar sin que el mar hiciera de las suyas.
Para cambiar algo de aire, una tarde nos dirigimos a Galle, donde paseamos por el fuerte construido por los Holandeses hacía finales del Siglo XVII, el cual rodea hermosas casas coloniales, que fueron afectadas por el sunami del 2004. En una de ellas, convertida en museo, se expone una botella con arena del desastre natural, cogida del mismo edificio.
Pasados un par de días nos fuimos a Mirissa, una playa aún mas salvaje y menos concurrida.
Durante esos días llegaron unos amigos desde España para acompañarnos unos días en nuestro recorrido por Sri Lanka; Fernando y Benito, no solo nos amenizaron durante varios días con su buen sentido del humor, sino que además nos trajeron algo que nuestro paladar agradeció infinitamente, queso y jamón.
El día que dejamos las playas, el cielo estaba nublado y tímidamente llovía, era un pequeño adelanto de lo que sería la semana que teníamos por delante.
De camino hacía a la zona montañosa, a petición de Fernando, un gran admirador de las bellezas naturales, pasamos por algunas de las cascadas más famosas del país Diyaluma y Rawana. Debido al mal tiempo, nuestras visitas a los alrededores de las principales ciudades, estuvieron pasadas por agua. Uno de los recorridos más recomendados en tren, es el que va desde Ella a Haputale, entre plantaciones de té, pero penosamente no vimos más que una densa niebla, que nos acompañó hasta el final de nuestro trayecto.
Nuwara Eliya, es una antigua estación de montaña, de estilo colonial, muy británica, con inmensas casas convertidas en hoteles de lujo, pista de carrera de caballos, campos de golf y no podía faltar la niebla, presente desde el momento que llegamos hasta que nos fuimos.
Para el final dejamos Kandy, antigua capital del reino cingalés, también conocida como el corazón del budismo de la nación, gracias al templo del siglo XVIII, que acoge un diente de buda; que nadie puede ver, pero que todos los fieles veneran de forma muy similar a una pooja hinduista. También es el punto de acceso a algunos de los stios mas importantes de la antigüedad de la ínsula, Zambulla y Sigiriya.
En Dambulla, se encuentran los templos cueva, utilizados como lugar de adoración desde el siglo I. Las cinco cuevas están finamente decoradas con frescos de siglos posteriores y algo mas de un centenar de estatuas de buda, en diferentes posiciones. Me llamo la atención, el hecho de que dejaran tomar fotos, incluso con flash.
Sigiriya, es un antiguo complejo de palacio y fortaleza, construido en una zona de formaciones geológicas espectaculares. Los jardines se encuentran alrededor de la inmensa roca, que hay que escalar no solo por las maravillosas vistas que ofrece, sino para apreciar los frescos, de mujeres con los pechos desnudos y algo mas arriba, a medio nivel, se encuentra la entrada con las garras de león, para acceder al punto mas alto de la roca, donde se encuentran los cimientos de antiguos edificios, piscinas y terrazas. Una vez mas el mal tiempo no nos dejo apreciar en su totalidad el lugar.
Sri Lanka es un sitio para volver, pero en la época seca, ya que hay mucho que visitar.
Buscando un momento de relax mental, e intentando viajar desde mi oficina (estoy en horario laboral efectivamente), necesitaba recordar ese gran viaje a Ceilán… que volvería a hacer sin duda a ser posible con los mismos acompañantes…