Viajar por carretera en India, no es apto para nerviosos o enfermos del corazón; es una de las muchas aventuras que se sufre, pero al llegar a destino se olvida, ya que  por lo general vale la pena el padecimiento. También hay que añadir el tiempo que se invierte en las averiguaciones de horarios, medios de transporte,  tiempos de recorrido y precios; pero lo curioso del asunto es que todo el mundo tiene información, pero en ocasiones no coinciden unos con otros, así que hay que preguntar una y otra vez a diferentes personas.

Tipico camion indio

Por esto mismo nunca olvidare las 15 horas de viaje a la Cachemira musulmana desde Leh, en una carretera que parecía por momentos de un solo sentido de lo angosta que es; muy transitada por camiones de carga y precipicios indescriptibles. Pero luego al llegar a la capital de verano de la zona, el mal cuerpo y el cansancio pasaron a segundo plano.

Casas bote en el lago Dal en Srinagar

Srinagar, es famosa principalmente por las casas barco, que embellecen el Lago Dal, las pintorescas mezquitas de papel maché, además de los antiquísimos y cuidados jardines.

No hay que olvidar que durante muchos años las disputas entre India y Pakistán por esta zona han causado mas de una guerra, pero ahora mismo te puedes encontrar turistas por doquier, mayoritariamente del sur del país.

Jardines de Srinagar

India y las religiones van de la mano, en un país de mas de mil millones de habitantes no podría ser de otra manera. Por todo el territorio indio, hay rincones donde hay verdaderas peregrinaciones ya sea por que son considerados sitios sagrados o poseen algún elemento que los hace importantes. En Srinagar, la mayoría son musulmanes; con algunas tradiciones heredadas tal vez de los hindúes pero con el mismo fervor que los caracteriza, y para dar más matiz a la situación, si cabe, en la Mezquita Hazratbal, tienen como reliquia, lo que se cree que es un pelo del profeta Mahoma. Tuvimos la suerte de encontrarnos en la ciudad un viernes, día santo y de rezo colectivo para los fieles islámicos, y de poder visitar su morabito; lo que vivimos es indescriptible, no nos dejaban hacer fotos, pero es que en un momento de tanta intimidad y recogimiento es imposible tomarlas, además, no se puede captar los sentimientos, las oraciones o los cantos.

Mezquita Hazratbal, Srinagar

De paso estuvimos en Jammu, la región hinduista de Cachemira, debido a uno de los atascos mas largos que he tenido en mi vida, ocho horas mas, de las esperadas en la carretera. Así que pernoctamos y visitamos un par de los muchísimos templos de la ciudad. Calles coloridas, mucho ruido, mujeres descalzas con los vistosos saris, corriendo de un lado a otro con las ofrendas a los dioses, fue lo que pudimos observar antes de salir a la región del Punjab.

Mujeres a la entrada de un templo hindu, Jammu

El Templo Dorado de Amristar, es el lugar mas sagrado para los fieles de la religión Sij y era nuestro principal objetivo de visita de la ciudad, pero una vez más fue el sentido espiritual y humano que la gente ofrece, la que hizo que el templo brillara aun con mas fuerza. El complejo esta abierto a todas las religiones, creencias y nacionalidades sin distinción, a todo el mundo se le trata por igual; el que desee puede dormir allí, así como comida las 24 horas y todo de manera gratuita: Dentro reina la tranquilidad, el orden, la pulcritud, algo casi impensable en India. El templo funciona, gracias a los cientos de colaboradores voluntarios que incansablemente se ven limpiando suelos, paredes o la piscina, otros cocinando, lavando platos u ofreciendo agua.

Pero para mi, el momento de mayor profundidad fue cuando tarde en la noche, pudimos entrar al templo dorado, y ver a los elegantes Sijs, con sus turbantes de colores, ataviados en sus quehaceres; no paraban de cantar mientras barrían y brillaban todas las paredes, lámparas, espejos y siempre sonrientes te invitaban a visitar el resto del templo, como si no hubiera sido larga y calurosa la jornada.

Hombre Sij frente al Templo Dorado

Es maravilloso poder encontrar en el mundo lugares así, lejos de la avaricia, la envidia, en donde el ambiente que se respira es de tolerancia y respeto.

Otra vista del Templo Dorado