26 agosto, 2004
Encontré un barco que me llevase a Europa. Un carguero que sale de Montreal y va hasta Amberes. Tras tantos kilómetros e intentos, las cosas parecen ponerse de mi parte, y podré cruzar el Atlántico sin avión. Comienza el fin, aunque como postre Nueva York y Québec no son una mala despedida al viejo continente.