15 septiembre, 2003
Llegué a Irkustk de noche, a pesar de que, como pone en mi billete, son las tres de la tarde»¦ en Moscú. Tras 84 horas en tren, a través de más de 5000 kilómetros, había entrado en Asia, y me encontraba en la capital de la mítica Siberia. Realmente me daba igual. Mi cabeza occidental […]