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Birmania II. De campo y playa.

Interior de templo en Bagán

Birmania II. De campo y playa.

Myanmar, nunca me acostumbraré al nombre, es una amalgama de distintas etnias unidas en un mismo país por los caprichos coloniales, en el pasado, y la fuerza de las armas de la junta militar hoy. Si movemos la línea del tiempo hacia atrás, seguramente una etnia ocupaba los dominios de otras, y la capital del reino de turno estaba en alguno de los cuatro puntos cardinales respecto de la moderna capital Naypyitaw.

Puesta de sol en U Bein, Amarapura

Puesta de sol en U Bein, Amarapura

La antigua Birmania tiene una curiosa mezcla del sudeste asiático, de India, y del Yunan chino. Por eso depende cómo la mires te aparece una faceta u otra. Con el transporte es claramente India. Los autobuses pueden llevar la mitad trasera llena de bultos (o incluso sólo carga) y los camiones llevar pasajeros encima de la carga, o estar equipados con tableros a modo de asientos para que viaje la gente. El autobús nocturno que me llevó a Mandalay por suerte era todo de pasajeros, seguramente de los que se descartan en Tailandia pero que han modernizado la flota local. Ahora llevan pantalla plana de televisión con videos musicales birmanos a todo volumen, y aire acondicionado que obliga a los locales a viajar con gorro y chaquetas por la noche.

Pagodas de Sagaing

Pagodas de Sagaing

Mandalay fue la última capital antes de que los ingleses sentaran sus reales por la zona, y en sus alrededores quedan los restos de otras ciudades que fueron capitales antes que ella. Es una parada obligada en el circuito turístico típico y, en los días que pasé allí, sitio de peregrinación de los devotos locales pues por unos días se exponía uno de los “dientes” de Buda. La animación budista coincidía con la Nochebuena, y al pasar por delante dela catedral la iluminación navideña y la música de los villancicos me invitaron a entrar. El pesebre esperaba cubierto a que llegara el niño, mientras en el exterior preparaban un pequeño tentempié para los que acudieran a la misa del gallo. Curioso contrapunto para un país profundamente budista.

Monasterio en amarapura

Monasterio en amarapura

Éste viaje quería visitar la zona norte, por lo que en vez de repetir las visitas típicas, me limité a dar una vuelta por las pagodas de Sagaing y a volver al puente U-Bein en Amarapura, sin duda uno de mis sitios favoritos del país. Sus vigas de teka siguen soportando el tránsito constante de bicis, monjes, niños y turistas, y uno podría decir que es como si cobrara vida. La luz al atardecer lo convierte en objeto de cientos de fotos, y nuevamente la puesta de sol fue como la imagen de cabecera del blog. Antes también era así.

Calesa en Pyin U Lwin

Calesa en Pyin U Lwin

Pyin U Lwin es una de esas estaciones de montaña en las que los ingleses dejaron huella mientras buscaban huir del calor tropical con la altura. La mejor forma de apreciar las mansiones coloniales es darse una vuelta en las calesas de época, todavía con ruedas de madera y suspensiones de ballestas metálicas, sintiéndose un viajero de diligencia del far west. Para confort de los estómagos sufridores del picante, hay un sorprendente e inesperado café en el que se pueden disfrutar hamburguesas o pizzas que no desmerecen a las de casa. Y eso cuando se llevan meses en “territorio arroz” es una buena sorpresa.

Puente de Gokteik

Puente de Gokteik

La razón de llegar hasta aquí era para coger el tren a Hsipaw, que atraviesa un precioso paisaje rural y el famoso puente de Gokeik, construido por los ingleses en 1901 y que todavía sigue en uso. Me gusta viajar en tren, y sobre todo en los antiguos. Éste tenía que ser todavía de la época inglesa. La velocidad era tan lenta que la muchacha de al lado cogía flores de los arbustos desde la ventana. En las paradas se montaba un mercadillo en los andenes y todo el mundo bajaba a estirar las piernas. El jefe de estación avisaba con la bandera al maquinista, que pitaba antes de arrancar, lentamente, para permitir a los viajeros que se volvieran a montar. De repente en algunos momentos se ponía a dar botes y parecía que ibas montado en un caballo más que en un tren. En la última parada antes del puente metálico, un operario armado con alambre y unos alicates pasó revisando las ruedas. Deseé fuertemente que el mantenimiento del puente fuera algo más profundo que el que le estaban dando al tren. Lentamente fuimos atravesando los más de 700 metros de ingeniería sin ningún problema, con unas vistas preciosas del cañón cien metros más abajo. Antes era así.

Alrededores de Hsipaw

Alrededores de Hsipaw

Hsipaw es una buena base para hacer caminatas. Los poblados Shan de sus alrededores, el apacible río Doat Tha Waddy, o el tranquilo ambiente rural son muy agradables para pasear. Se pueden ver trabajos semi-artesanales en las casas, y también hay una zona de viejas estupas y monasterios. La tranquilidad sólo se ve perturbada por la construcción del gaseoducto que va paralelo a la carretera, ambos con destino final en China. Curiosamente el comercio de los hidrocarburos permaneció fuera de las sanciones del bloqueo que afecta al país, y como pasa demasiadas veces, las empresas europeas no han tenido reparo en sacar ventaja. Resignadamente el señor Win me contaba que los locales no pueden acceder al gas para cocinar por sus elevados precios, y tienen que usar carbón vegetal, con la deforestación que acarrea. Pero estaba contento. Las cosas estaban cambiando y el precio de los teléfonos móviles había bajado en un año de 1500 dólares a sólo 500. Y más que van a cambiar. La visita de Hillary Clinton hace unas pocas semanas puede marcar el punto de inflexión definitivo y revertir el aislamiento del país.

Bagán

Bagán

La mejora de las carreteras ha hecho que en bus se llegue a Bagán antes que en barco, aunque no sea tan romántico, ni tan caro. La antigua capital birmana tuvo su edad de oro entre los siglos X y XII, en los que se construyeron los cientos de pagodas que hoy son uno de los mayores atractivos turísticos del país. Como esta vez no llegué tan cansado de “pagoditis” disfruté más con los detalles costumbristas de las pinturas de los interiores. Al no tener que correr para visitar los lugares-que-no-hay-que-perderse saboreé más las vistas desde lo alto de las pagodas. Y me emocioné cuando en una pagoda a la que llegamos medio perdidos, el monje que se había retirado allí con su tienda de campaña nos regaló caramelos y bizcochos, cuando tenía que haber sido al revés.

Interior de templo en Bagán

Interior de templo en Bagán

Me llamó la atención que en una zona del mercado había cientos de tinajas. Cuesta creerlo, pero la mayoría de las casas desperdigadas por el campo no tienen agua corriente, y la gente tiene que ir a buscarla a kilómetros de distancia, con lo que su correcto almacenaje es muy importante. Muchas de esas casas tampoco tienen luz eléctrica más allá de baterías que cargan con placas solares, y los materiales para construirlas siguen siendo los que la naturaleza proporciona, fundamentalmente bambú y hojas de palma. ¿Qué pensarán cuando vean en la televisión las casas que salen en los programas de Yangoon? ¿Cuándo les llegará aquí el esperado “progreso”?

Tinajas en Bagán

Tinajas en Bagán

La idea inicial era seguir hacia Pyai, pero como ya comenté, los planes en este país tienen que ser revisados continuamente, por lo que tuvimos que desistir y buscar una alternativa: las playas del Golfo de Bengala para pasar los últimos días. Eso nos obligaba a pasar la nochevieja en un bus nocturno hacia el sur. El menú de la cena fue el típico curry con arroz de restaurante de carretera donde todavía se llama a los camareros haciendo el gesto de dar un beso sonoro al aire.

Playa de Chaung Tha

Playa de Chaung Tha

Mientras cenaba me acordé de que el 2010 había terminado de forma particular. Estaba en las Montañas Simien de Etiopía, en medio de una travesía. Como hacía mucho frío alguien decidió que no podíamos esperar a medianoche para celebrar el cambio de año, así que preguntó cuál era el siguiente país en el que iban a dar las 12 para unirnos a ellos en la distancia y poder retirarnos a las tiendas a dormir. Resultó que era Birmania, con esa particularidad de llevar horas y media de diferencia. Así que había brindado para comenzar el 2011 con la hora birmana, y ahora lo terminaba en Birmania. Pero la medianoche me pillaba durmiendo, así que tuve que celebrarlo al llegar a Yangoon y en la hora española, tomándome un café instantáneo de 3×1, a las 5 y media de la mañana, mientras esperaba el autobús a la playa.

Cangrejo liberado en Chaung Tha

Cangrejo liberado en Chaung Tha

Para llegar a Chaung Tha hay que atravesar la planicie del delta del Irrawaddy. Los campos de arroz se alternan con restos aislados de bosque en los que se refugian las casas y desde los que despuntan las pagodas doradas. Cuando sólo faltan 50 km la carretera zigzaguea durante casi tres horas para llegar a la costa. Parecería que vas a llegar al fin del mundo, pero de repente aparecen hoteles y restaurantes donde durante kilómetros no había nada, y junto a ellos la clase media de Yangoon de vacaciones.

Playas desiertas al norte de Chaung Tha

Playas desiertas al norte de Chaung Tha

Si se quiere tranquilidad y se dispone de tienda de campaña, las siguientes playas al norte son paradisíacas y están completamente desérticas, hasta el punto que una chica me dijo que había estado haciendo nudismo. Yo prefería quedarme a ver el bullicio de la vida playera birmana, un espectáculo único: la gente bañándose con la ropa de calle; con el pelo recogido en gorros de ducha; comiendo el picnic en la arena junto al mar; liberando cangrejos para conseguir mejorar sus posibilidades de reencarnación; alquilando neumáticos de camión pintados de colores a modo de flotadores o recorriendo la playa en bicicletas de todas las formas imaginables. Y lo que yo creía que era una barca de pescador, playa arriba, playa abajo, resultó que con el zoom tenía una bandera blanca con una cruz roja. No había toallas en la arena, sólo algún turista en tumbonas de madera. Ni gente oyendo música con los cascos. Aquí se coge la guitarra y se canta. Antes era así.

Puesta de sol en Chaung Tha

Puesta de sol en Chaung Tha

Templos en Bagán

Templos en Bagán

Fábrica de fideos, Hsipaw

Fábrica de fideos, Hsipaw

admin

admin

2 Comments

  • Ester

    Hola Nacho y Adri:
    Espero que se os estropee pronto la cámara de fotos, porque nos estáis poniendo verdes de envidia con lo que publicáis. Muchos besitos desde Castellón.

    24 enero, 2012 at 12:22 pm
  • sister

    jo brother, que chula la crónica!!!! no tenía ni idea que habíais pasado la nochevieja en un bus… anda que ya os vale!!!! besitos

    24 enero, 2012 at 9:05 pm

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